jueves, 1 de octubre de 2009

REFLEXION OCTAVA.- La Vida


La vida es una broma absurda que algún dios atiborrado de cannabis nos regaló algún día, entre tiento y tiento a cualquier botella de ginebra barata. Tan pasado debió estar, y tan barata debió ser la ginebra, que al día siguiente, cuando desaparecieron los restos de humo y alcohol de su sangre, y sólo le quedaba en forma de recuerdo el clamor de cien tribus africanas tocando el tam-tam dentro de su divina cabeza, ni siquiera recordó habernos hecho regalo de tal magnitud. Creo que esta teoría, a pesar de parecer poco seria, es no obstante la más adecuada a la hora de interpretar el sin fin de barbaridades mundiales de las que somos testigos un día si y otro también (...)
La mayor broma de esa absurda broma que es la vida no es la propia vida en sí misma, "per se", que diría alguien con mayores aspiraciones lingüísticas que quién esto escribe–. Como decía, la mayor broma de esta absurda broma que es la vida no es la propia vida, sino el hecho de que realmente te das cuenta de todo justo casi al final de esa broma -digo de esa vida-(...)
Cierto día, si es que llegas a vivir ese día, abres los ojos y te enteras que tienes ochenta años. Y lo realmente triste no es el hecho de tener ochenta años: lo realmente triste es que de esos ochenta años pasaste los primeros veinte aprendiendo lo que tenías que aprender para hacer bien lo que tenías que hacer, los siguientes veinte evitando hacer lo que tenías que hacer porque tenías miedos y remordimientos de hacer lo incorrecto, los siguientes veinte lamentando no haber hecho lo que pudiste hacer creyendo que podría estar mal cuando realmente no era tan descabellado, y los últimos veinte recordando todo lo que dejaste de hacer porque bien estabas aprendiendo, bien estabas evitando, bien estabas lamentando.
De manera que ése día, el de tu ochenta cumpleaños, abres los ojos y llegas a la conclusión que los últimos veinte años los pasaste recordando y contando batallitas acerca de cosas que nunca hiciste, pero que realmente te hubiera gustado hacer -incluso pudiste hacerlas-. Tantas veces las has contado, tantas veces las has vivido en tu imaginación hasta llegar a convertirlas en perfectas, sin ningún fallo –para tus intereses, claro -, que finalmente llegaste a creértelas, y no sabes si efectivamente son batallitas o en realidad son recuerdos auténticos. Y a todo esto, llegas a la conclusión de olvidar el tema, porque tienes ochenta años y total, para lo que vas a durar, mejor aprovechar el poco tiempo disponible para hacer todo lo que te dé tiempo, tras ochenta años de desperdiciarlo en mil cosas que no te apetecían.
Pero la cuestión no acaba aquí. No señor. Ahora que al fin te decides a hacer cosas, todas esas cosas que nunca hiciste porque estabas aprendiendo, evitando, lamentando o recordando, descubres que tu cuerpo ya no te acompaña, que no estás para según qué trotes, y acabas volviendo a sentarte en la mecedora pensando en que realmente, esto de la vida es una broma pesada y de mal gusto (...)
La vida es como una carrera a contrarreloj, pero involuntaria y también inevitable. O sea, que sabes cuál es la meta y el premio, no quieres correr tanto ni llegar al final, pero por mucho que lo intentas, siempre acabas cruzando la línea y llevándote el premio. A veces quieres no llegar, o pararte por el camino. O saltarte las reglas para que algún juez te descalifique y no te deje seguir. No entrenas para correr más, no quieres llegar el primero; ni siquiera quieres llegar –para que luego diga algún escritor aficionado como yo que Torrebruno no tenía razón con lo de que lo importante no es ganar, sino participar y divertirse-. Pero siempre llegas. Y es curioso, aquí todos tenemos el mismo premio, la misma recompensa. La verdad es que a veces no sabes si es un regalo o una putada. Menos mal que finalmente se impone nuestra sabiduría innata –el ser sabios sabios nos tiene que servir de algo-, y llegamos a concluir que realmente merece la pena y que por tanto no es una putada sino un regalo, a pesar de los hombres sabios, las sabias mujeres, las citas históricas y todo ese rollo (...)
Por todas estas cuestiones, y sin duda por algunas otras que he olvidado en mi inmensa sabiduría sabiduría, hace años que elaboré y desarrollé una teoría incomparable que con total seguridad transformará los cánones de la Filosofía -con mayúscula- de todo el siglo veintiuno. Como ya habrán adivinado, estoy hablando ni más ni menos que de la increíble, novedosa y mundialmente famosa teoría del segundo mágico. Siéntense, agárrense, cierren los ojos y disfruten. O pensándolo mejor, no cierren los ojos, porque si lo hacen, difícilmente podrán seguir leyendo. Bueno, hagan lo que quieran con sus ojos, y abandónense en las manos de la filosofía en estado puro. Va por ustedes.

domingo, 27 de septiembre de 2009

REFLEXION SEPTIMA.- Las Drogas y la Prostitución

El poder es la principal droga dura que conozco. Le sigue de cerca el dinero, y en tercer lugar y algo rezagada la lujuria. Luego vienen un sin fin de drogas blandas, ya saben, el crack, la heroína, la cocaína, los alucinógenos, las drogas de diseño, el alcohol, los esteroides... Luego vienen las droguitas de juguete, tipo tabaco, cannabis, barbitúricos, pornografía -jejeje-... Y por último, están todas las demás cuestiones que nos convierten en adictos a algo, pero que coyunturalmente están aceptadas por la sociedad de cada momento. Me refiero al juego, a la Play Station, a la prensa rosa, las telenovelas, la siesta y todo lo demás.
Pienso que cualquier cosa prohibida se recubre de una especie de aura mística que la hace más atractiva, más deseada, y al mismo tiempo más peligrosa (…) Las grandes fortunas se han fraguado con el tráfico de lo que sea, con el contrabando, con las sustancias ilegales -bueno, y con la especulación urbanística, pero eso es harina de otro costal-.
La mejor forma de eternizar las drogas es mantenerlas en la clandestinidad. Esto, además de reforzar su teórico carácter romántico, las vuelve más difíciles de conseguir, más dulces de disfrutar, y encarece notablemente su precio además de permitirle que campe a sus anchas libre de cualquier tipo de control de sanidad o calidad.
Como todo en la vida, creo que la solución para cualquier problema se encuentra en la educación y no en la represión. O al menos, en la conjugación de ambas cuestiones (…) Hay que desmitificar las sustancias prohibidas, y esto se consigue haciendo que dejen de estar prohibidas, sometiéndolas a rigurosos controles, e impidiendo que nadie se forre a costa de la ilegalidad de las mismas (…)
El asunto de la prostitución es la pera. Es como la prensa rosa, las crónicas marcianas, la telebasura, las telenovelas o el gran hermano. Nadie sabe nada, nadie lo ve, nadie lo usa (...) De una forma o de otra, lleva milenios siendo el segundo negocio más rentable de la historia -justo detrás de la inglesa caótica en el ranking-, y al ritmo que va, dudo mucho que el negocio se extinga antes de los próximos cincuenta mil años.
La prostitución es necesaria, y entiéndanme, no lo digo en tono jocoso ni peyorativo, sino todo lo contrario. Digo que es necesaria de la misma forma que entiendo que la religión lo es. Y que quede claro que soy ateo no practicante. Cuando algo lleva existiendo tanto tiempo es porque por los motivos que sean, la sociedad necesita que exista. Y partiendo de esta premisa, y agarrándonos al hecho innegable de la prosperidad de tal realidad, creo que lo mejor que podría pasarle a todo el mundo -menos a los proxenetas y a los tratantes de blancas- sería que de una vez por todas se regularizara tan noble y sacrificado oficio (…)
¿Es que por el hecho de ignorar una realidad o mirar hacia otro lado vamos a conseguir que desaparezca? Mientras este negocio sea ilegal, habrá proxenetas que se forren gracias al trabajo ajeno, seguirán existiendo hombres sabios que se encamen con menores, seguirán existiendo padres que vendan a sus hijas a burdeles o mafias occidentales (...)
¿La solución? La legalización, por supuesto. ¿Que alguien quiere ejercer la prostitución? Que lo haga, que pague sus impuestos, que tenga todos sus derechos al día, que pueda facturar... ¿Acaso las empresas no tienen suculentos gastos anuales en este tipo de servicios? Pues otra ventaja más, porque así podrían obtener facturas y desgravar como gastos de promoción (…)
En cualquier caso, y resumiendo, creo que necesitamos menos golpes en el pecho, menos ira de dios, menos condenas al infierno, menos moralina barata, menos hipocresía por parte de todos, y muchas -pero que muchas- más ganas de reconocer la verdad, llamar a las cosas por su nombre, y tener una auténtica y firme voluntad de arreglar las cosas y de transformar la sociedad -que es el principal bastión del ideario de los partidos de izquierda, aunque últimamente lo hayan olvidado y piensen que su principal objetivo es llegar a un sillón y cortarle el cuello a todo aquel que quiera llegar después que él-.

sábado, 25 de julio de 2009

REFLEXION SEPTIMA.- El Terrorismo

Terrorismo –excepciones anacrónicas e incompresibles como las que ocurren en el suroeste de Europa aparte- es la definición que hacen los vencedores de las acciones violentas que llevan a cabo los vencidos. Cuando esas mismas acciones las llevan a cabo los vencedores, las denominan daños colaterales -y últimamente, guerra preventiva-. Si miramos la otra cara de la moneda, los vencidos llaman al terrorismo lucha armada y a ellos mismos se denominan como guerrilleros o resistencia, mientras que a los vencedores y a sus acciones les llaman invasores y torturas.
De cualquier forma, e independientemente de todo esto, quienes pierden son una vez más -otra más- los mismos, los de siempre. El ciudadano anónimo de a pie que pasaba por el lugar equivocado en el momento inadecuado en que hizo explosión el coche bomba.
Aquí en españolandia sabemos mucho de terrorismo. Y en vascolandia también saben; saben aún más. No voy a relatar ni a enumerar la lista interminable de barbaridades de eta, ni mucho menos. Ni tampoco la interminable lista de barbaridades de la iglesia católica en vascolandia durante toda la vida de la banda. Ni la del PP y sus colectivos afines, intentando sacar tajada de los muertos -desde el atentado controlado contra Josemari hasta las últimas manifestaciones multitudinarias- para hundir la actual coyuntura o al menos conseguir un votito más.
Entiéndanme, no es que yo quiera que ZP acabe con eta. Lo que quiero es que ALGUIEN acabe con eta. No es que yo me haya olvidado de las víctimas PASADAS de eta. Lo que quiero es que no haya víctimas FUTURAS de eta. No es que yo quiera que suelten a los terroristas que están HOY entre rejas. Lo que quiero es que MAÑANA no haya nuevos terroristas a los que encarcelar.
Me parece absurdo, ridículo, amoral e inhumano que supuestos dirigentes políticos demócratas saquen a pasear a los muertos para rapiñar algún rédito electoral. Aunque una vez escuché algo parecido acerca de un ilustre político vasco que amenazó con sacar a pasear el cadáver de su hermano si él no iba en no sé qué lista. Por cierto, que creo que ya no milita en aquel partido político, porque ahora tiene otro cargo más importante donde cobra aún más y tiene que hacer aún menos.
La sociedad no debería permitir que NADIE usara cuestiones tan delicadas con fines tan poco honestos. Quizá la diferencia entre las personas no sea su tendencia ideológica sino su tendencia moral. Yo soy de los que piensan que el fin no justifica los medios NUNCA. Y además, creo que todo aquel que opina lo contrario debería -al menos- ser rigurosamente controlado en su labor, sobre todo en el caso de que esa labor fuera la de regir nuestros destinos. Créanme, me gustaría escribir tantas líneas disparatadas sobre esta cuestión, que si lo hiciera, estas páginas dejarían de ser una especie de ensayo loco y absurdo y se convertiría en otra cosa en la que no quiero que se convierta, de modo que déjenme con mis neuras y sigamos adelante.

jueves, 25 de junio de 2009

REFLEXION SEPTIMA.- Los Hechos Diferenciales

El mundo camina hacia adelante, en una sola dirección (...) En todo, menos en Vascolandia y Catalandia. En todas partes se habla de unir, y ellos hablan de separar. En toda Europa se trata de integrar, y ellos tratan de disgregar. En toda españolandia se trata de igualar, y ellos tratan de diferenciar. Muy inteligente, muy vanguardista, muy de futuro, ya ven. Siglo diecinueve puro y duro. Ciencia ficción de la buena.
Resulta que unos quieren volver al siglo décimo o así por no sé qué asunto de un condado. Y por no sé qué cuestión de un idioma que hablan y que usan como arma arrojadiza… Por otro parte, otros quieren volver no al siglo décimo, sino a la edad de las cavernas aduciendo no sé qué tipo de suerte de un ph que sólo se encuentra en Vascolandia y en el norte de Africa -dudo mucho que Sabino Arana fuera negro-…
Y para colmo, tanto unos como otros llevan siglos beneficiándose de la mano de obra regalada que el tito Paco –y antecesores- esclavizó en el sur para mandarla al norte a mendigar las migajas de todos los recursos que nos escatimaba, mientras los señoritos de caballo vivían en la villa y corte de MadriZ a costa de nuestro sudor (...) Aún hoy podemos ver en las series televisivas cómo el médico, el arquitecto o el empresario es madrileño, vasco o catalán mientras la chacha, el camarero o el portero es andaluz-(…)
Puestos a radicalizarnos, la civilización más antigua como tal de toda la península estaba de Despeñaperros abajo -pregúntenle a más de un romano y a más de un historiador por Valencina de la Concepción- (...) Por cierto, que el condado aquel de Catalandia podría ser del siglo diez, pero me parece que morolandia por aquí abajo era un par de siglos anterior, así que si se tratara de establecer fronteras geográficas, creo que Despeñaperros y la veteranía -que es un grado- y la antigüedad, le darían a morolandia la patente necesaria para cuestiones separatistas o de ese mal rollito que se traen…
¿Hablamos de idioma? (…) Si alguien duda que en morolandia se habla una lengua diferente, con decenas de dialectos propios, que se dé una vuelta por aquí (...) Dam’er búcaro d’en ca’r Cahlo, miarma (…)
¿Alguien hablaba de hechos diferenciales? (…) Por aquí abajo sí que tenemos un hecho diferencial verdadero, auténtico, innegable e impagable. Aquí han estado todas las grandes civilizaciones de la historia, todas se han prendado de este terruño, todas se han quedado todo el tiempo que han podido, y todas añoraron volver (…) ¿Hechos diferenciales? ¡Aquí si que hay un hecho diferencial auténtico! Un hecho diferencial internacionalista. Todo el mundo tiene a gala tener un hecho diferencial nacionalista, ficticio, gregario, xenófobo, separatista, excluyente... Aquí abajo tenemos el único hecho diferencial internacionalista, y eso, le guste a quien le guste y no le guste a quien no le guste, es una Verdad con uve mayúscula. Somos tan ricos como nuestro mestizaje nos permite. Somos hijos del mundo, de la cultura, de la convivencia. No queremos ser únicos, no queremos estar aislados, no queremos separarnos de nadie. Queremos estar juntitos, abrir las puertas, dejar que llegue la gente, las culturas, las ideas. Nos gustar mezclarnos, abrazarnos, rebujarnos, y si es con poca ropa -o ninguna- y de buen rollo, mejor que mejor (…)

lunes, 1 de junio de 2009

REFLEXION SEPTIMA.- La Filosofía

La Filosofía es todo aquello que no sirve de nada, que tiene escaso valor práctico, que es difícil de aplicar, que te crea infinitos enemigos, y que no te aporta ningún tipo de beneficio económico ni material pero que al menos te puede dejar la puerta abierta para que alguien te descubra dentro de doscientos años, te rescate del ostracismo y te encumbre al Olimpo de los dioses pensadores, garantizándote así los tan ansiados dos renglones en los libros de historia. Puede que incluso los dos renglones sean dos páginas; dependerá de los recursos que tu descubridor invierta en recuperarte. Miren al pobre Cervantes, cuántas páginas ocupa hoy y cuánta hambre pasó en vida -aunque no fuera exactamente un filósofo (…)
La Filosofía es una amante insatisfecha, seguramente por la propia incapacidad del amando. Pero también con total seguridad, tras cuatro décadas de matrimonio adobado con sucedáneo de felicidad, esa antigua amante insatisfecha recordará con nostalgia aquellos días de bendita insatisfacción y los añorará e idealizará como si fueran los más felices de toda su existencia (…)
Para ser filósofo hacen falta unas características especiales. Mucho tiempo libre, por ejemplo, y muchas ganas de perderlo. O mucha pasta para gastarla en vivir y filosofar sin tener que preocuparse de cómo ganar más pasta para seguir viviendo -léase trabajar-. No es lo mismo ser filósofo que ser profesor de Filosofía. Lo primero implica una mirada sobre la vida y las cosas, con alguna que otra reflexión -acertada o no- sobre ambas. Lo segundo implica cinco años de carrera y una oposición aprobada -o un enchufe en un centro privado o concertado-.
Parece que cuando alguien se muere sólo hizo cosas buenas en vida, de modo que si lo que hizo fue escribir, pintar o filosofar, ya saben cuándo recibirá su medalla. Aunque si lo que hizo en vida fue matar rojos, judíos o moros, no recibirá ninguna medalla, sino un arito de esos de los santos, y un San delante de su nombre. Por supuesto que yo ni soy filósofo, ni profesor de filosofía, ni santo, ni pretendo ser ni una cosa ni otra –y mucho menos aún la otra-. Sólo quiero ser guapo, feliz y sano los próximos mil años. Y después de eso, quiero vivir para siempre y no morir en el intento -con todo esto creo que ya voy bien servido-.
Por cierto, que hablando de medallas y reconocimientos, éstos siempre recaen sobre gente que ya es importante en el momento de recibirlos. Por ejemplo, nunca ningún cooperante perdido en el tercer mundo o en cualquiera de sus mil guerras recibió el Nobel de la Paz, pero sí lo recibió algún que otro politicastro importante -aunque en algún caso tuviera miles de muertes en su conciencia-. O el Nobel de Literatura, que nunca fue para ningún escritor novel o joven y sí para viejas vacas sagradas, a un paso de la fosa. En mi tierra pasa lo mismo, o puede que peor aún. Que yo sepa, nunca se le concedió la medalla al mérito en el trabajo a ningún pescador -o a su viuda-, o a ningún trabajador de astilleros, pero sí que más de alguna vez ha sido para alguna folklórica o algún periodista o escritor -pero famoso, ¿eh?-.

domingo, 24 de mayo de 2009

REFLEXION SEXTA.- El Lenguaje Sexista

Una de las principales trampas urdidas por el hombre sabio ha ido encaminada o dirigida a las mujeres. El hombre sabio -sin duda asesorado por las sabias mujeres- se ha terminado por dar cuenta que de seguir sometiendo y pisoteando a las mujeres de la forma en que venía haciéndolo, se le podía ir el asunto de las manos y perder el control del cotarro. De modo que un día se puso a trabajar en la cuestión de controlar el asunto férreamente para meter a las mujeres en el saco y mantenerlas sometidas otros cuantos de miles de años.
Para conseguirlo, el objetivo estaba claro; se trataba de impedir que las mujeres pensaran, que tomaran el poder, que asumieran el control, que plantearan una alternativa femenina al modelo de sociedad impuesto por el hombre sabio. Para ello tramaron una estupenda farsa, un fantástico ardid a través del cual están consiguiendo mediatizar a las mujeres y convencerlas que la solución a su sometimiento no está en encontrar una sociedad alternativa a la de los hombres, sino en convertirse ellas mismas en hombres sabios. Es decir, los hombres sabios quieren que las mujeres deseen ser hombres sabios y de esta forma no se dediquen a encontrar un modelo de sociedad más perfecta que la de los hombres sabios y en la que éstos y sus privilegios no tengan cabida.
De momento están ganando la batalla, y gracias a la complicidad de las sabias mujeres están consiguiendo que el resto de mujeres no busquen las alternativas sino el convertirse. Les muestran la zanahoria, les marcan el camino deseado por ellos, las llevan a debates vacíos donde el mayor triunfo es la estupidez más absoluta, y les hacen creer en una fantasía de avances que no son sino riesgos medidos y controlados por ellos mismos.
El lenguaje no sexista es el gran bluff en las políticas de igualdad, y la mayor estupidez de todas las estupideces en este sentido. Hoy se es más feminista que nadie por duplicar las palabras para decir lo mismo, navegando en contra de la corriente que marcan la propia sociedad y el sentido común. ¿Se imaginan redefinir todo el idioma? Yo no sería un hombre, sino un hombrO. Y los concejales no serían tal, sino concejalOs. Y los albañilOs. También tendríamos que redefinir la fauna, y un águila macho sería un águilO. Y lo mismo ocurriría con el panterO, el jirafO, el iguanO y así imaginen el resto. Y con los plurales, pluralAs y pluralOs, no vean. Compañeros y compañeras, amigos y amigas, asistentEs, asistentAs y asistentOs; tíOs, tíAs y tíEs -claro que sí, ¿o es que los homosexuales no tienen derecho a reivindicar su propia vocal para ellOs, ellAs o ellEs?-.
Es el colmo del absurdo, y se ve absolutamente ridículo -una tomadura de pelo y una falta de respeto vil- cuando vemos a los hombres sabios y a las sabias mujeres hablar de esa forma entre amplias sonrisas -mientras sus parejas están en casa fregando, con todo el respeto para tan digna labor, por supuesto-, agitando el lenguaje no sexista irreal y artificial como el gran paradigma de la integración de la mujer en la sociedad de los hombres sabios.
Pero luego, a la hora de la verdad, las mujeres caen en la trampa y les siguen el juego pretendiendo llegar a ser un hombre sabio -puede que alguna lo consiga, pero aunque es posible, es improbable- en lugar de dedicarse a idear el modelo de sociedad de la mujer. Y así, mientras los hombres sabios y las sabias mujeres hablan y hablOn de las lenguas y los lenguOs entre sonrisas y sonrisOs, meten a las demás mujeres en el saco, en la carrera por llegar a ser hombres sabios.
Finalmente descubrimos que todo es una farsa, y que en realidad todo está peor para las mujeres. Trabajan igual que los hombres pero cobran menos. Están sometidas a acoso laboral en un alto porcentaje. Tienen menos contratos fijos, y el embarazo sigue siendo causa de multitud de despidos. No llegan a puestos de responsabilidad en el mismo porcentaje que los hombres. Y a los puestos importantes de verdad, en los que se toman las decisiones, ésos, ni los huelen. Y encima llegan a casa y tienen las mismas obligaciones domésticas que antaño en la mayoría de los casos pero el treinta por ciento menos de tiempo. Para colmo, siguen siendo maltratadas por muchas de sus parejas, y las cifras de mortandad son realmente espeluznantes.
¿De verdad que las cuotas en los partidos y el lenguaje no sexista son los dos paradigmas del feminismo del siglo veintiuno? Por favor, mujeres del mundo, rescatadnos. Inventad un término nuevo que no sea tan parecido a machismo. Por favor, no permitáis que los hombres sabios y las sabias mujeres os metan en el saco como hicieron con nosotros. Por favor, cread un nuevo modelo de sociedad -podéis hacerlo mucho mejor que nosotros-. Y por favor, no caigáis en la trampa; no sigáis a falsos profetas, falsos discursos ni falsas banderas. Os lo pide un hambriento de mujeridad, mujerismo o lo que vosotras queráis.

jueves, 14 de mayo de 2009

REFLEXION SEXTA.- Sabias Mujeres

Las sabias mujeres son una subespecie del homo sapiens sapiens, surgida bajo el auspicio de los hombres sabios. En realidad, las sabias mujeres no son sino hombres sabios que hacen pipí agachados. Las sabias mujeres son cómplices de los hombres sabios, y de acuerdo con ellos, manipulan a las mujeres de verdad, las confunden, las chantajean, las encorsetan, las disgregan, las desconciertan, y finalmente, ayudan a que sigan bajo el yugo de los hombres sabios sin que ellas se percaten a priori de esta realidad(…)
Entre tanta labia, tanta demagogia, tantos fuegos de artificio y tanta viga ante los ojos, a las mujeres oprimidas por los hombres sabios les resulta complicado ver ninguna pelusa. Es complicado -casi imposible- distinguir el grano entre tanta paja(…) Porque el trabajo de estas sabias mujeres es mantener al resto de mujeres en el corral, para que no se rebelen ni den ruido. Antes, el hombre sabio pegaba tres voces, tres empujones, tres golpes, y asunto resuelto. Tú estás aquí porque yo lo digo. Hoy en día -a pesar de que continúan existiendo energúmenos que actúan así-, al hombre sabio le resulta más rentable, más políticamente correcto y más vendible usar a las sabias mujeres y meter en cintura al resto usando otras armas que no son la fuerza bruta.
Las sabias mujeres -al igual que los hombres sabios- hablan siempre usando la primera persona del plural. Llevan siempre una sonrisa de dentífrico tatuada en la cara, y se giran saludando hacia la cámara moviendo toda la cintura, cual autómata, para presentar siempre un aspecto impecable. Las sabias mujeres usan discursos vacíos, palabras vanas, y contenidos inocuos que luego venden como avances espectaculares en políticas de género(…)
Las sabias mujeres explotan al resto de mujeres, les pagan menos, las discriminan en el trabajo, las acosan -que no todo el acoso ha de ser sexual, aunque de ese también hay- y las despiden si se quedan embarazadas(…)
Las sabias mujeres se llenan la boca hablando de cuotas de mujer, y sonríen cuando afirman que son un instrumento utilísimo para la integración, la igualdad, tararí y tarará. Realmente, estas cuotas no son sino el instrumento que tienen ellas mismas para llegar a los sillones que los hombres sabios han guardado para ellas, y perpetuarse allí a costa del resto de mujeres.
Las sabias mujeres son las auténticas mujeres florero de verdad. Caminan al lado de los hombres sabios, ningunean como ellos al resto del personal, fastidian y someten a las demás mujeres, y salen sonrientes en las fotos oficiales de rigor junto a los hombres sabios a los que tanto admiran(…) Su único trabajo consiste en fastidiar, pisotear y subyugar a las demás mujeres para tener contentos a los hombres sabios, y que ellos las mantengan en sus recién estrenados sillones de hombres sabios que hacen pipí agachados.
Las sabias mujeres no han escrito la historia hasta hoy día, pero lo que no nos puede caber ninguna duda es en que si dejamos el futuro en manos de estas sabias mujeres, lo que nos espera no es mejor que lo que hemos tenido hasta este momento. Crucemos las manos para que el resto de mujeres del mundo tomen las riendas, y no permitan que caigamos en otros ciento ochenta mil años similares a los que hemos soportado hasta hoy -es fácil para mí largarles a ellas esta responsabilidad, cuando yo no he hecho nada por cambiar las cosas, como el resto de hombres menos sabios; o al menos, puede que haya hecho algo, pero sin duda ha sido insuficiente-.

domingo, 10 de mayo de 2009

REFLEXION QUINTA.- La educación

La educación es esa virtud, cualidad, característica o búsquenle ustedes la palabra adecuada, de la que carecen un alto porcentaje de personalidades, políticos, gobernantes y monarcas de la historia. Al mismo tiempo, educación es aquello que hace falta para no cantar más de cuatro verdades ante cualquier ventana de la administración pública, o aquella otra cosa necesaria para ver ciertos programas de televisión sin tener vergüenza ajena o sin mandar ningún sms acordándose de la familia del individuo que autorizó su emisión. Educación es lo que nos distingue de los perros y los caballos -a algunos- y nos impide hacer nuestras necesidades en la vía pública (…)
La primera estupidez, la primera tomadura de pelo para todos los miles de estudiantes que anualmente salen engañados de los institutos pretendiendo llegar a una universidad donde estarán a años luz de recibir la educación y formación que imaginan y necesitarán en el mundo real es la prueba de selectividad. ¿Selectividad? ¡Qué repeluco! ¿Es que sólo los selectos tienen derecho a ir a la universidad y los no selectos están condenados al infierno de la mano de obra barata -y a menudo muchísimo más cualificada que los técnicos-? ¿Es que no vale de nada el esfuerzo realizado durante años en el instituto, y por eso es necesario acudir a una prueba adicional? ¿Es que los profesores de bachillerato son de segunda división y por eso los estudiantes necesitan pasar un examen realizado por los hombres sabios cercanos a los hombres sabios y corregido por otros hombres sabios que sí son profesores de primera división, y cuya opinión vale más que la de los profesores de bachillerato? (…)
Luego, el alumno tiene que enfrentarse a una feroz competencia a la hora de conseguir que lo acepten en la facultad deseada, porque hay saturación debido a que muchos otros alumnos no han sacado nota para entrar donde deseaban y tienen que conformarse con entrar donde pueden o donde les dejan. O peor incluso; puede que el alumno en cuestión tenga que meterse por ejemplo en derecho porque en periodismo no lo admitían por la nota de selectividad. O sea, que es selecto, pero no lo suficientemente selecto como para entrar en periodismo. Como si un mal día fuera determinante a la hora de decidir el futuro de un adolescente -puede que el día de la selectividad, el estudiante en cuestión no tuviera a la musa de su parte; ¿por qué dudar de la juventud por principio?- (...)
En la edición de hoy de El Diario de Sevilla -ese insigne ejemplo de independencia editorial al que leo porque al enemigo hay que conocerlo-, año VIII, número dos mil quinientos noventa y tres, aparece un artículo que ilustra convenientemente estas impresiones de las que vengo hablando (…) Según un insigne profesor (…) habría que eliminar el coladero académico en que se ha convertido la universidad, y establecer un filtro tan riguroso de acceso que sólo pudieran superarlo los jóvenes con formación suficiente. Para conseguir esto, y hacerlo de forma real y absolutamente efectiva, sería indispensable transferir TODO el poder a los centros, para que sean éstos quienes decidan qué alumnos son merecedores de estudiar en la universidad y cuáles no -según establecía la anterior ley del último gobierno de Josemari-. Esto debería ser así porque según este ilustrado profesor, lo importante en la universidad tiene que ser la calidad y excelencia de sus alumnos y no otras cuestiones, ya que lo contrario es fruto de pedagogos progres -que acusan injustamente a los profesores del fracaso escolar- y sólo contenta a padres y alumnos malos. Claro, cómo no. La culpa del mal resultado de una operación quirúrgica es del enfermo, por estar enfermo, no del cirujano. Del enfermo y de Felipe González, claro (...)
Me pregunto cómo puede impartir Historia Moderna en la universidad. ¿Será para él historia moderna el líber iudiciorum? Este hombre sabio no se habrá enterado que hace tres décadas que todos los españolitos pobres somos iguales ante la ley -menos los ricos ricos, los hombres sabios, los fuera de la ley y Farruquito-. Este profesor no se ha enterado aún que eso de la excelencia y la calidad y Santiago y Cierra España no es Historia Moderna, sino Arqueología Social (…) ¿Qué enseñará este tipo en sus clases de Historia Moderna? ¿Que Marx fue el anticristo? ¿Que el Che era un terrorista? ¿Que Dolores Ibarruri fue una bruja -la última bruja de la historia-? ¿Enseñará que la Segunda República fue un terrible golpe de estado y que Franco acabó la Reconquista en mil novecientos treinta y nueve al terminar con ella y expulsar de una vez por todas a los rojos, moros y judíos que quedaban? ¿Tendrá como asesor a Pío Moa?
Seguro que esos padres y alumnos malos estarían muy contentos de quedarse fuera del sistema universitario gracias a sus sabios consejos, y de seguir pagándole su inmerecido sueldo mientras tanto. ¿Y qué haríamos con las estudiantAs? ¿Admitimos a las de calidad, a las buenorras que accedan a bajarse las braguitas? ¿Y al resto? ¿Rechazamos a las buenorras estrechas y a las feas? ¿Qué hacemos con los andaluces o los extremeños? ¿Los remitimos del tirón para labores agrícolas? (…)
Si a pesar de todo esto consigues sobrevivir y encontrar un puesto, te encuentras con la mayor de todas. La mafia. Sí señor, la mafia en estado puro. Los señores feudales, dispuestos a todo por conservar y disfrutar de todos sus rancios privilegios -incluido el de pernada, aunque con matices-. Estoy hablando de los colegios profesionales, claro está. Estos son los que controlan todo el tinglado. Tienes que pagar un peaje para ejercer una profesión cuyo derecho a ejercer te has ganado a pulso durante años de sacrificio (…) No basta con tu diplomita. Tienes además que ir y bajarte la ropa interior ante los colegios profesionales que te dan caña a saco, sin anestesia, y encima sonríen groseramente y con la desvergüenza propia de todo aquel que se sabe por encima de la ley. ¿Usted es abogado? No señor. Usted es licenciado en derecho. Pero usted no es abogado hasta que no pague el impuesto revolucionario -léase extorsión- que efectúan de manera legal dichos colegios. ¿Medico? ¿Doctor? Nada de eso, no señor. Usted apoquine, y entonces podrá ejercer. Usted ejercerá cuando yo quiera, porque yo soy el don del barrio, il capo di tutti le capi (…)

martes, 5 de mayo de 2009

REFLEXION QUINTA.- Los hombres sabios

El hombre es sabio, es fuerte, es valiente, es guardián de bienes y patrimonios, y es fuente perpetua de consejos y conocimientos. El hombre se ha encargado de convertir el mundo en lo que es, y gracias a tantos y tantos hombres líderes mundiales a lo largo de la historia, vivimos en este paraíso que hemos heredado(...)
El hombre es la cima de la creación, y como tal, sólo está sujeto a error porque si no tuviera la capacidad de errar, sería tan perfecto como dios y sólo dios es dios, porque sino no sería único, y entonces esto no sería monoteísmo, y volveríamos al Olimpo, y la iglesia se iría al garete, y Satanás andaría de copas como Pedro por su casa, y esto sería todo un cachondeo. Por cierto, que si dios es perfecto, se puede decir de él que es infalible. Aunque si alguien carece de una facultad – por ejemplo, la facultad de errar -, ya no es perfecto porque le falta algo. Entonces, si dios es perfecto y nunca se equivoca, y no puede ser perfecto porque le falta la facultad de equivocarse, ¿cómo podemos entender todo este tinglado? No hay problema, elegimos a cualquier polaco, hombre sabio por supuesto, para que les dé caña a rojos y ateos; amenace con el infierno a los que piensen demasiado –aunque luego acabe reconociendo que el infierno no existe-; y condene a los curas que salen del armario al tiempo que mira con comprensión a los curas pederastas mientras santifica a fascistas y amiguetes como quien tiene las escrituras de propiedad de grandes extensiones del paraíso. Me pregunto dónde iría el Wojtila éste a por los títulos de propiedad. Por cierto, que el papa mazinger –el robot era más simpático, porque sólo iba a por los malos y dejaba en paz a gays y lesbianas– es otro hombre sabio, santo también, capaz de llamar a sus fieles a la insubordinación civil para condenar a la segunda división a gays, lesbianas y transexuales; de movilizar al ejército de cristo para negar al gobierno legítimamente constituido la no menos legítima potestad para intentar acabar con el terrorismo de eta; y al mismo tiempo se muestra incapaz de llamar a la movilización a sus huestes para condenar la barbarie israelí, o la desfachatez del vaquero alcohólico y acomplejado para con el resto del mundo, o para frenar el hambre y la pobreza que azota a un altísimo porcentaje de la humanidad. Aunque para esto último tendría que empezar por practicar un poco de cristianismo y repartir entre los pobres. Es otra clara variante del ejemplo del médico con el tabaco.
El hombre es sabio; más que eso, es sabio sabio. La monda. Por un lado tenemos a Sócrates afirmando que lo único que sabe con certeza es que no sabe nada, y por otro lado tenemos a algún darwiniano –disculpas por no haberme tomado la molestia de buscar su nombre, pero entenderán que eso de la bibliografía no forme parte de unas modestas reflexiones– que afirma de estos monos calvos y bípedos que no sólo no es cierto eso de que no sabemos nada, sino que llegamos a saber tanto que somos sabios sabios(…)
Somos tan sabios que hemos puesto nuestros destinos comunes e individuales en manos de incapaces, que nos han llevado a la deriva a lo largo de siglos, que han dilapidado nuestra riqueza, nuestra sangre y nuestras vidas en satisfacer su propio ego, su afán de poder o patrimonio, su lascivia, o simplemente su orgullo. Tan sabios que nos tragamos durante siglos que había un dios barbudo y cabreado eternamente -¿sería un crítico profesional?-, empeñado en poner el poder en manos de unos pocos para que el resto nos dejáramos la piel cada día por mantener los privilegios de esos pocos (...)
Los hombres sabios han sometido durante miles de años a ese desalmado competidor que es la mujer, han podido usar provechosamente la ventaja que les concede la fuerza bruta, han destruido irremisiblemente a los más débiles para así poder construir una especie mejor, conformada por los más fuertes, han utilizado a los menos afortunados para levantar palacios, imperios, fortunas y naciones, y han ideado terribles dioses e ídolos de barro para amedrentar a propios y extraños e impedir rebeliones, revoluciones, o incluso pensamientos recalcitrantes (...)
Dios hizo al hombre sabio a su imagen y semejanza, y la excepción tiene la regla - ¿era así el dicho popular? -. La verdad es que este dios estuvo un poco chapucero. Seguro que era un dios novato por aquel entonces. O peor aún, espero que no sea un aprendiz de dios, porque si no, vamos aviados (... )

miércoles, 29 de abril de 2009

REFLEXION CUARTA.- Críticos de prestigio

Tengo la firme impresión que para dedicarse a la muy noble tarea de criticar la obra de otro, hay una condición indispensable: la ausencia total de gusto. Básicamente, la crítica consiste en decir que te gusta todo lo que a nadie le gusta, mientras que debes aborrecer aquello que a la mayoría del vulgo le agrada. O sea, que es como el típico caso del soldado que va a contrapié en el desfile y se niega a cambiar el paso porque considera que los equivocados son los otros tres mil mientras él se halla en posesión de la verdad.
Me gustaría que alguna vez alguien me explicara cómo se consigue el carnet de crítico, o dónde se puede uno graduar o diplomar en crítica. También me valdría con que me explicaran cómo se consigue trabajo de crítico, aunque lo cierto, es que criticar a alguien no cuesta trabajo para nada en absoluto. En la calle de mi pueblo donde viví de chaval, había alguna que otra persona que realmente podría haberse dedicado a esta gratificante profesión (...)
Para ser crítico, pienso, hay que padecer de estómago, hay que estar permanentemente cabreado, hay que ver la vida gris oscuro tirando a negro, y hay que tener el ego muy alto, la lengua rápida, y las manos lentas. Es como ponerle pegas a todo lo que hace otro, pero sin el como. Y todo esto, sin haber hecho nada que sirva como modelo comparativo. Me explico: no hay ningún crítico que haya escrito el quijote y luego utilice el quijote como patrón de medida para todas las novelas, de modo que se pueda permitir el lujo de calificar de literatura fácil o comercial a todas aquellas novelas que no sigan el patrón marcado por él. Pienso que hay que padecer de estómago porque todo, todo, todo – cine, música, literatura, pintura...- está mal, o mejor dicho, no está lo suficientemente bien como para satisfacer el espíritu puro del crítico. Hay que estar permanentemente cabreado porque a veces no se puede escatimar en palabras que tiren por tierra la obra de otro; lo importante no es respetar a ese otro con el que no compartimos gusto o motivación: lo importante es tirar por tierra el trabajo de ese otro, sin habernos manchado las manos trabajando nosotros. Qué fácil es torear desde la barrera. Es preciso ver la vida gris oscuro tirando a negro porque para ser crítico hay que buscar y rebuscar mucho entre toda la basura que nos rodea, viéndolo todo como insatisfactorio, para encontrar las verdaderas y únicas gotas de inspiración capaces de satisfacer esa sensibilidad extrema, y ese gusto exquisito que sólo ellos mismos son capaces de apreciar. Hay que tener el ego muy alto, porque hay que creerse por encima del bien y del mal; hay que creerse capacitado para juzgar el trabajo ajeno y emitir sentencia firme sobre él. No me digan si no hay que tener el ego alto como para permitirse sentenciar sobre cualquier cosa que ni hemos hecho, ni seremos capaces de hacer en nuestra vida. O si no hay que tener el ego en las alturas para creer que millones de personas están equivocadas cuando aplauden un libro, una película o una canción, y al mismo tiempo asegurar que la obra en cuestión es de baja calidad porque a MÍ me lo parece; es una pasada afirmar que la propia opinión de uno está por encima del resto, más cualificada, más próxima a la luz de la sabiduría. Y en cuanto a la lengua rápida y las manos lentas... no hacen falta demasiadas explicaciones: no pintar jamás un cuadro, pero descalificar cuadros de otro; no escribir nunca un libro, pero enumerar los “defectos” del libro de otro; no componer o cantar nunca una canción, pero vilipendiar la composición o actuación de otro; no dirigir o interpretar nunca una película, pero enjuiciar las películas de otro... En fin, un auténtico chollo esto de la crítica.
Es curioso cómo hay personas, obras, o situaciones que se convierten en icono, y su imagen como icono llega a sobre pasar tan de largo su propia calidad intrínseca como persona, obra o situación, que generaciones enteras se las dan de entendidos, cultos, o puristas – o todo a la vez e incluso algún calificativo más -, con sólo invocarlos aunque realmente no lleguen a saber nada de ellos. Seguramente habrá en la historia mejores cantantes que Kurt Kobain o John Lennon, mejores actores o actrices que James Dean o Marylin Monroe, mejores “políticos” que Ernesto Guevara o JFK, y mejores autores que Cervantes o García Lorca. Estoy seguro que si al colectivo de críticos aún le quedara hacia este modesto reflexor – ¿se dirá así de quién reflexiona? ¿tendrán las almohadas algo que ver con los almohades? - algún resto de simpatía, estoy a punto de dilapidarlo(...)
Lo que ocurre es que en la mayoría de los casos, el icono está por encima de cualquier otra circunstancia, y bastante a menudo es la “crítica cualificada” la que aporta o resta prestigio. Curiosa situación, si tenemos en cuenta que Cervantes se murió más pobre que las ratas, o Van Gogh tenía menos fondo que el Guadalquivir en agosto(...)
La crítica, que muchas veces se lanza al desgarro de obras o autores, condenándolos al ostracismo en vida, no tiene ningún reparo en adoptar posteriormente dichas obras y autores, y reivindicarlos tras la muerte de los segundos. Como si eso le sirviera de consuelo al autor. Como si hubiera un club social en el paraíso donde los autores pudieran codearse entre ellos y recibir aclamaciones a la salida. Como si de veras tuviéramos una eternidad donde los pobres fuéramos los ricos y los últimos los primeros. ¿Alguien puede imaginar a Vincent y a Don Miguel, mofándose de Miró o Cela por toda la eternidad? Esto me lleva al principio, al regalo envuelto en lujoso papel conteniendo en su interior una sola tarjeta de felicidades.

jueves, 23 de abril de 2009

REFLEXION TERCERA.- Citas históricas

Una cita histórica es cuando quedas con una persona que te atrae sexualmente, cenas con ella, tomas unas copas, descubres que la vida merece la pena ser vivida, y luego, finalmente, pasas diez horas encerrado en una habitación intercambiando fluidos corporales y pensando que si esto es tan bueno sin existir dios, cómo podría ser si realmente existiera.
También puede catalogarse de cita histórica aquella ocasión en la que quedas con unos amiguetes - o unas, que luego me acusarán de machista lingüístico -, echas unas risas, te pegas un homenaje, pasas una noche de miedo, y encima el camarero se equivoca en la cuenta y cobra tres rondas de menos.
Cita histórica es cuando vas en enero a tu médico de cabecera y éste te remite al especialista. Luego de esperar veinte minutos en la cola comprobamos que la cita con el especialista se producirá en febrero... ¡del año siguiente! Así que cuando vamos finalmente al especialista, trece meses después, la primera cita que tuvimos con nuestro médico de cabecera ha pasado a convertirse en una cita histórica.
Para completar la ronda, cita histórica es Cái – algún día me atreveré con una gramática y una sintaxis andaluza; o al menos, me atreveré a escribir en andaluz; ¡¡¡viva Pérez-Reverte!!! -. Bueno, realmente no es cita, sino TAcita. Pero es de plata, es de ensueño, es de este Al Andalus de mis alegrías y mis miserias, y es la más antigua de todas las tacitas, las tazas, las copas y toda la vajilla al completo. Así que síganme los buenos, y levantemos lo que tengamos entre las manos para brindar desde el mundo por otros cinco mil años de sal, tanguillo, y coplas. Y esperemos que no dure tanto al frente del consistorio la señora Martínez.
Y finalmente llegamos a lo que realmente se conoce como “cita histórica”. Hubo gentes a lo largo de su vida que estaban muy preocupadas sobre seguras colinas en encontrar una frase que retratara con exactitud cualquier momento de gloria, supuesta o real, mientras miles de hombres se mutilaban en campos de batalla de valles cercanos, defendiendo causas o egos ajenos. A ver cuántos siglos contemplaron a los infelices que se dejaron el alma peleando por las pirámides; o busquemos a alguien que recuerde el nombre de cualquier legionario romano de los que perdieron le piel a tiras luchando en la Galia, mientras Julio cantaba soy un truhán – creo que me he equivocado de Julio, aunque no estoy seguro -.
El pequeño cabo era un aficionado a esta arriesgada labor, mientras los infantes de la patria se cubrían de gloria – curiosa forma de llamar a la mierda, el barro y la metralla; aunque en España también sabe algo de eso la fiel infantería -; y nos dejó joyas del tipo de los cuarenta siglos, o del sillón forrado. Pero lo cierto es que él tardó bien poco en encargarse un forro propio. César fue otro aficionado a esta labor, aunque al menos se puede decir en su favor que se mantuvo fiel a su estilo hasta el mismo momento final. Siempre he tenido la impresión que cuando increpó a Bruto con el último aliento, estaba mirando a un fotógrafo de efe en lugar de mirar a su interlocutor, al que de paso metió también en los libros de historia.
En casa también contamos con algún que otro ejemplo de grandes hacedores de citas, victoriosos en mil batallas libradas desde Aranjuez, Sevilla o La Granja. Curioso Felipe II, que se ventiló a medias con La Mancha – el canal, no la del Quijote – a miles de paisanos mientras se lamentaba de ser él mismo un elemento de cuidado. Tal vez al referirse a los elementos no dijo exactamente eso, pero seguro que más de un pobre marinero anónimo, calado de agua y frío hasta la médula, lo pensó mientras se iba al fondo del canal al mismo tiempo que el piadosísimo y austero Felipe posaba para algún pincel entre sedas y terciopelos.
Para gafe, el pobre Cervantes, ya saben, el chaval ese que promete. Creo que si le dan unos añitos para que madure – unos cinco siglos o así -, acabará por consagrarse como escritor. Igual hasta le publican un librito. Don Miguel nos dejó una auténtica joya, apenas una docena de palabras, que es mucho mejor con diferencia que las miles de páginas de tostón del ingenioso hidalgo – por mucho que los críticos se empeñen en catalogarla de obra cumbre de la literatura española; qué presunción, suponer que se tiene el suficiente conocimiento como para afirmar que nadie fue capaz de superarla en quinientos años, y sobre todo, tener el suficiente conocimiento como para afirmar que nadie será capaz de superarla en el futuro -. En fin, que el pobre don Miguel, entre maullido y maullido del estómago, lampando por algo que digerir, y entre tostón y tostón – o página y página del hidalgo, léase según el gusto de cada uno -, aún tuvo tiempo para regalarnos lo siguiente: “Cada cual es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces”. Chapó por don Miguel. Una de las citas históricas más redondas que conozco. Puede que sea la mejor, si tenemos en cuenta que sólo conozco ésta, la de Sócrates, y las de Helenio Herrera y Torrebruno. De cualquier manera, nadie podrá negar que la profundidad de esa frase bien merece la pena y justifica que su autor encuentre sus dos renglones en los libros de historia – y todo eso sin mandar al matadero a miles de desgraciados en pos de la gloria -. Tal vez se podría afinar más si se sustituyera el Dios en mayúscula del original por la naturaleza en minúscula, pero no es plan de venir a corregir a don Miguel quinientos años después – que ya dije que torear desde la barrera es muy fácil y es propio de críticos; además, hoy es más fácil de opinar porque no hay cerca ningún Torquemada con antorchas y poder para usarlas. Por cierto, ¿querrá decir “torre quemada”? Porque si es así, el apellido le venía como anillo al dedo a tan piadoso y cristiano individuo, encarnación de las virtudes y del mensaje de Jesús; en cualquier caso, ya sabemos cómo se decía “pirómano” en castellano antiguo, antes de la llegada de Freud, la psicología, el psicoanálisis, y todo eso... -.

lunes, 20 de abril de 2009

REFLEXION SEGUNDA.- Las guerras y el mercado

¿Alguien cree que fue la religión la que provocó las cruzadas? ¿O que fue la defensa de la libertad la que empujó a los USA a expulsar a España de Cuba, entrar en la Segunda Guerra Mundial o darle caña al “pobre” Saddam? ¿Por qué no echan a los ingleses de Gibraltar, le dan caña a los Israelitas o entraron a saco en los Balcanes? (...)Pregúntense quién reconstruyó Europa o Irak, y dónde está el petróleo de Saddam o cuál es el burdel de USA y tendrán muchas respuestas de qué es lo que buscan el vaquero acomplejado y alcohólico -y los que hubo antes que él- y sus amigos hombres sabios (...) El mercado. Siempre es el mercado (...)
El invento no es nada nuevo. Los hombres sabios siempre han ideado excusas estupendas para mandar al matadero al resto de hombres que los rodeaban. ¿De verdad alguien cree que las cruzadas fueron para recuperar tierra santa del infiel? (...) Los hombres sabios del momento decidieron ir un poco hacia el oriente y dar caña a los moretes en lugar de darse caña entre ellos. Así conseguían matar varios pájaros de un sólo tiro; conquistarían nuevos territorios, llenarían sus vacías arcas, se quitarían de encima unos cuantos miles de campesinos de esos tan molestos, calmarían los ánimos de la vieja Europa esa -ya sabemos lo pesada que se ponen las viejas-, se ventilarían a algunas delicias orientales como pasatiempo, y de paso, a la vuelta, tendrían un montón de viudas y huérfanas a las que consolar sin tener que fabricarlas (...)
Igual que algunos siglos después ocurrió con el tal Colón y el dechado de virtud católica que fue la tal Isabel de Castilla. No había ningún afán colonizador, ni evangelizador, ni paparruchadas de esas. Había pasta, pasta gansa, y esta señora católica debía de tener un olfato finísimo para estas cuestiones. La corona estaba más tiesa que la mojama, y el tal Fernando empeñado en mirar a los moros y los italianos, igual de tiesos que él -aunque él no lo sabía-. En cambio, Isabel lo tenía bastante claro y le dio vidilla a Colón. Oro a espuertas, esclavos, indios macizorros en taparrabos... ¡Y todo gratis! ¿Quién iba a desperdiciar semejante chollo? (...)
La Revolución francesa tampoco tuvo nada que ver con liberté, ni egalité, ni fraternité, ni né de né. Se trataba de quitar de en medio a los hombres sabios que controlaban el mercado para ocupar su lugar otros hombres sabios que estaban hartos de los primeros. El pueblo siguió pasando hambre, las mujeres siguieron siendo violadas, los niños continuaron quedándose huérfanos, y todo aquel que dijo esta boca es mía fue rasurado a conciencia por el magnífico invento del profesor Gillott. Me pregunto si lo de Gillett querrá decir un gillott pero pequeñito, más o menos (...)
La Primera Guerra Mundial tuvo que ver con el reparto de Africa, por supuesto. ¿A quién le iba a importar un príncipe muerto más o menos? (...) Lo de la Segunda fue más esperpéntico aún. ¿Iba el tío Sam a permitir que Alemania se quedara con un mercado de varios cientos de millones de consumidores? ¿Cómo iban a consentir que entre Alemania y Japón se adueñaran de dos terceras partes del mundo con posibilidades económicas? (...)
Luego llega la guerra fría esa. Nos inventamos a Saddam, a Osama, a Gadafi, a los talibanes y a los mil dictadores sudamericanos y africanos que nos bailan al son que tocamos para que les paren los pies a los rusos malos al mismo tiempo que nos permiten limpiar de recursos sus países y llevárnoslos calentitos para la tierra de la libertad. Cogemos y los armamos hasta los dientes para que echen a los rusos de sus países, o bien para que se ventilen a cualquier movimiento prosoviético que exista. Luego, cuando el tío Sam se compra la URSS a golpe de cocacola y Perestroika, estos jerifaltes (...)
De modo que hay que quitárselos de encima, así que de nuevo a una guerrita apetitosa para vaciar de nuevo los arsenales, volverlos a llenar, desprendernos de algunos miles de hispanos y negros, y reconstruir lo destruido de nuevo -llenándose de paso los bolsillos otra vez-. ¿Por qué no le dan caña de la rica a Israel? ¿Acaso ellos no invaden Palestina cada día de forma al menos igual de violenta que la de Saddam en Kuwait? Será porque en Israel no hay petróleo, o porque Israel es un satélite americano en medio de un próximo oriente hostil, o porque el noventa por ciento de los hombres sabios que mandan en los USA de marras son de ascendencia semítica (...)Digo yo que de paso podrían venir para Cádiz y darles caña a los putánicos que llevan allí desde hace siglos (...) Lo cierto es que sale mucho más barato matar, asesinar, violar, invadir y pisotear a todo el mundo cuando se hace en nombre del sagrado mercado controlado por los hombres sabios del vaquero loco, alcohólico y acomplejado, que hacerlo en nombre de cualquier idea altruista por muy verdadera que ésta sea.

jueves, 16 de abril de 2009

REFLEXION SEGUNDA.- La historia la escriben los vencedores

¿Alguien puede imaginarse a los nazis como a una sociedad obsesionada por la tecnología? ¿Quién diría que los indios americanos tenían grandes capacidades místicas y astrológicas? A nadie se le ocurriría decir que los negritos africanos son más potentes físicamente que el hombre blanco. Y por supuesto, jamás pensaríamos que los japoneses de mil novecientos cuarenta y cinco eran más inteligentes y avanzados que los yanquis. De los republicanos españoles ni hablamos, claro; eran una panda de rojos, judíos o masones que no fueron zurrados convenientemente. Seguro que alguno se escapó del Valle de los Caídos, de alguna cárcel, de alguna cuneta o tapia de cementerio, o del Canal de los Presos. Lo digo porque cada año salen unos fulanos con esas banderas extrañas sin el pollo, esas de tres colores. Y alguno hasta habla de regarlas con un himno o algo así (...)
El hombre sabio lo es tanto que lo primero que hace tras despanzurrar a sus enemigos en el campo de batalla es ir a sus casas y matar a sus hijos, ventilarse a sus viudas, quemar sus posesiones, cubrir los restos de sal, y mearse encima para dejar su olor. Luego llega a sus despachos y se pone a reescribir la historia para borrar cualquier vestigio de su antecesor, por si acaso pudiera convertirse en algún problema. ¿Los mayas? Unos salvajes que hacían ritos con sacrificios humanos. ¿Los tutzi? Unos bárbaros caníbales. ¿Los alemanes? Una panda de nazis. ¿Los japoneses? Unos chalados kamikazes. ¿Los rusos? Con ellos no me meto demasiado porque tienen palos. ¿Los chinos? Con ellos tampoco me meto porque tienen más palos aún que los rusos. ¿Los cubanos? Unos asquerosos putones y libidinosos. ¿Los españoles? Unos flojos, vagos y juerguistas... Y así seguiríamos por todos y cada uno de los pueblos que han sido derrotados alguna vez. Menos los yanquis, claro. Ellos nunca han sido derrotados (...)
Llamamos Reconquista a una serie de escaramuzas que algunos reyezuelos ambiciosos -herederos de nadie, porque nunca nadie tuvo Iberia bajo su reinado- llevaron a cabo hace cinco siglos para echar de aquí a otros reyezuelos ambiciosos que llevaban apalancados ocho. Según esta regla, los moritos tienen otros tres siglos de margen para venir a reclamar lo que un día fue suyo. Y ellos sí que podían llamar al proceso La Reconquista, porque realmente sí conquistaron Iberia una vez. ¿Cómo habrían llamado a la cuestión de haber ganado ellos? ¿El Intento Frustrado? ¿La Rebelión Cristiana? ¿La Gran Cagada? ¿Y los nazis, cómo habrían llamado al Holocausto? ¿Las Rebajas? ¿Temporada Alta? ¿La Gran Liquidación? Hay otros ejemplos ilustrativos al respecto, como por ejemplo La Conquista del Oeste. ¿La habrían llamado los indios La Invasión Blanca? ¿Llamarían los sudamericanos si hubieran resistido al hambre española al catorce de octubre de mil cuatrocientos noventa y dos como El Día del Conocimiento de Europa? ¿Cómo se llamaría la Guerra de la Independencia? ¿La Rebelión de las Colonias? (…)
(…) lo verdaderamente importante no es lo que pasó en la historia, sino lo que se recuerda que pasó, y cómo se cuenta que pasó -que diría García Márquez-. Y normalmente, tras una guerra, quienes quedan en pie son los vencedores. Los pocos vencidos que quedan siempre van camino de algún campo de concentración o de algún paredón, así que poco pueden recordar. Y los que ganan, ya se sabe lo que recuerdan, cómo lo recuerdan, y cómo lo cuentan(…)

martes, 14 de abril de 2009

REFLEXION SEGUNDA.- Personas que pasan a la historia

Es curiosa la forma en las que ciertos representantes de esta especie sabia a la que pertenecemos han pasado a las páginas de nuestra propia historia. Aunque teniendo en cuenta el soberano ejercicio de modestia y humildad que alguien realizó en su día para denominar a nuestra especie, cuesta menos trabajo creer que ciertos “ejemplares” de la especie hayan terminado por aparecer en susodichas páginas. Somos sapiens sapiens. Ahí es nada. …cualquier individuo que afirma ser lo que es puede ser tachado de pedante incluso por sus más íntimos, mientras que la propia especie que se califica a sí misma de sapiens sapiens, está libre de tan peculiar adjetivo –o epíteto, no se enfaden ustedes, señores críticos, que ya me acordaré de su élite en el momento adecuado-. Si eso es modestia, que venga George W. Bush (¡¡¡salud!!!) y lo vea. ¡ Pobre Multatuli (Eduard Douwes Dekker), si levantara la cabeza y viera qué pocos somos los seguidores de su teoría de la humildad, y cuánto falso modesto va por el mundo pegando bombazos en nombre de la paz y la democracia...! Menos mal que en esta España hay una gran liebre, digo, menos mal que en esta España, que es una, grande y libre –qué lindo sería si las españas fueran múltiples, infinitas y libres de verdad -, siempre contaremos con algún tío Paco para defendernos y protegernos de las gordas judías esas. ¿O eran hordas? Bueno, qué más da. Si de todas formas, siempre tendremos al tío Paco o a alguno de sus herederos (…)
(...) si pudiéramos repasar uno a uno todos y cada uno de los nombres que llenan los libros de historia, veríamos que el porcentaje de personas que resultan un ejemplo negativo para el futuro es muchísimo más numeroso que el de las personas de las que se podrían obtener posibles modelos a seguir. Siempre fue fácil para gentes advenedizas hacerse un hueco en los entresijos del poder (…) Inútiles de medio pelo han escalado hasta los más altos peldaños de la miseria humana huyendo del anonimato, y a la caza de sus dos renglones en la historia, al mismo tiempo que para conseguirlo enviaban a miles de hombres válidos aunque anónimos a la muerte en nombre de causas justas, de discursos sentidos, de ideas de utopía, de banderas coloridas adornadas por escudos airosos. Miles de mujeres han sufrido la locura de esos mismos hombres. Miles de niños han perdido a padres y madres por el primer motivo, o el segundo. O incluso por los dos motivos a la vez. Y mientras tanto, esos inútiles, esos mediocres empedernidos que accedieron a lugares relevantes en sociedades en las que el quilo de mediocridad se pagaba a precio de oro, continuaban buscando entre retorcidos pliegues de retorcidos cerebros una frase por la que ser recordados en siglos venideros, a salvo de conflictos que ellos mismos crearon – y siguen creando, porque esta subespecie sigue existiendo -, sin jugarse nada más que las vidas ajenas (…)
(...) Siempre me ocurre en vacaciones. Miro y veo tanta riqueza, tanto despilfarro, tanto lujo... e intuyo cuánto esfuerzo ajeno habrá costado, cuánta miseria y necesidad ajenas, cuánto dolor y sufrimiento, cuánta sangre y cuántas vidas... Hombres sabios y sabias mujeres (…) A veces, desde nuestros quinientos años de ventaja, olvidamos que también llevamos el terror y el caos a otras tierras en nombre de algún dios, o alguna causa, o alguna bandera. A veces olvidamos que esas tierras siempre han acabado por sublevarse y expulsarnos de allí con nuestros dioses, causas y banderas, para recuperar sus dioses disfrazados de los nuestros, sus causas similares a las nuestras, y sus banderas diferentes aunque iguales a las nuestras (…)
(...) Qué bonita suena la marcha de la infantería, el ardor guerrero; qué bonito es el himno de los caídos. Sobre todo si lo entonan en honor de otro, mientras yo me dedico a mandar una bandera y una misiva con el dolor, el beso y el agradecimiento de la patria, mientras miro el reloj para no llegar tarde a la mesa que tengo reservada en el mejor restaurante. Pagan los contribuyentes, por supuesto.
El Mercado manda en la historia. Mejor dicho, el mercado escribe la historia. Y la pluma la empuñan aquellos que manejan a los títeres del sistema (…) El mercado manda, y cuando toca período de recesión, todo hijo de madre –o diosa -, tiene que apretarse el cinturón, como diría algún que otro político conocido en otras épocas. El mercado, el dinero, siempre ha estado manejando el timón, como si realmente fuese el director de orquesta, mientras el imperio contemporáneo a cada época actúa de primer violinista, el resto de líderes mundiales forman la orquesta, y los miles de millones de personas -¿o quizá víctimas?- del mundo asistimos impotentes al concierto que se empeñan en representar muy a pesar nuestro (…) Y a nadie le importa que no quisiéramos estar en ese concierto, a nadie le importa que no quisiéramos estar en ningún concierto. A nadie le importa que ni siquiera quisiéramos que se celebrara concierto alguno. Y finalmente, lo único que acaba por importarnos realmente es que el concierto ha terminado, y que la panda de farsantes vividores que forman la orquesta se ha largado sin destrozar el auditorio (...)

jueves, 9 de abril de 2009

REFLEXION PRIMERA.- A modo de introducción

Este es el primer capítulo del libro. Dejo aquí una muestra de su idea principal, y espero que os parezca lo suficientemente interesante como para abrir un estupendo y devastador fuego cruzado...

"Hay personas que pasan a la historia de manera incomprensible por pensamientos del tipo fútbol es fútbol, lo importante es participar, y sólo sé que no sé nada. Sí, han leído bien: sólo sé que no sé nada. No es que le tenga una manía especial al bueno de Sócrates, ni tampoco que reclame un hueco en el glosario de las citas históricas, más o menos afortunadas, que han pasado a formar parte de nuestra dialéctica cotidiana o incluso de aquella otra un poco más sesuda que queda reservada tan sólo a autores reconocidos por premios y galardones, de esos que necesitan tres páginas para decir esta boca no es mía sino prestada. Ni a los críticos de prestigio, por supuesto; a aquellos a los que interesa más la forma que el contenido, como si lo más importante de una historia fuese el cómo y no el qué. Imagino que no me gustaría nada recibir un regalo envuelto en un lujoso papel; papel que sólo guardara en su interior retazos de cumplimiento o cortesía, pero qué se le va a hacer: el lenguaje es el lenguaje, la crítica es la crítica, y el reconocimiento es aquella sensación que experimenta alguien cuando se acuerda de ti... ¿o no?

Retomando el hilo del pensamiento inicial, y volviendo a nuestro amigo Sócrates, decía que quizá su mérito esté en reconocer su ignorancia o tal vez esté en la forma en que lo reconoció. A fin de cuentas, críticos y autores reconocidos al margen, la Filosofía le ha dado y le sigue dado un lugar importante en sus estanterías, y no se puede dejar de reconocer que la Filosofía es útil a la Vida. De cualquier manera, y aún a riesgo de parecer una persona soberbia que cree estar por encima del mismísimo Sócrates, he de reconocer que yo sí sé algo, además del paralelismo existente entre la Filosofía y las Palomitas. Aunque también he de reconocer que una gran parte de ése algo que sé no se lo debo a mi propia experiencia personal, sino a vivencias ajenas de las que fui mal confidente o testigo entre el humo de cigarrillos Ducados y Camel hasta altas horas de la noche, aunque también se podría decir hasta tempranas horas de la mañana, siempre a la espera de la musa. Tan mal confidente fui que los objetos de esas confidencias se han acabado convirtiendo en esta colección de reflexiones, de esas que podrían empezar con Un amigo de mi amigo le contó a un conocido del novio de mi hermana...
Espero que las disfruten o las padezcan, pero en cualquier caso, espero con más interés aún que no les resulten del todo indiferentes."

martes, 7 de abril de 2009

A modo de bien venida

Adelante, pasad y adentraos en el ridículo mundo de lo absurdo. Aquí podréis llamar a cada cosa por su nombre, a cada idea por su esencia, a cada persona por lo que es. Reflexionar, opinar, expresar, denunciar... Estos y otros verbos son bien recibidos aquí, al igual que las cuestiones pasadas, presentes o futuras que os inquieten y os motiven a dejar vuestra huella en este lugar. No os preocupéis de ser en exceso cristalinos o sinceros, porque sólo hay una condición en el mundo de la Filosofía y de las Palomitas... SER POLÍTICAMENTE INCORRECTOS.

Saludos, y buena suerte